jueves, 14 de julio de 2011

MATIAS (3)

(Fragmento de novela)

Matías no lo pensó dos veces y, con tal de evitar problemas, echó a correr lo más rápido posible, por todo el frente del edificio, hacia la esquina, con la intención de arribar, cuanto antes, a su auto, el cual estaba aún más lejos, estacionado al final de la cuadra, por el costado.

Pero el agresor lo siguió y lo alcanzó. Pese a ser unos 15 años mayor, la costumbre de realizar diariamente ejercicios físicos, en trabajos duros, le hacía confiar en su mayor fortaleza para enfrentar a su víctima, más aún con el palo largo que había agarrado, con el ciego deseo de magullarlo sin piedad.

Como el viejo acortaba distancia y era obvio que Matías no podría huir en su coche, buscó desesperadamente algo, con lo cual defenderse de su perseguidor, evitando que aquel fornido hombre lo golpeara, pues con lo furioso y empecinado que estaba, no dudaba del grave peligro, en el cual se hallaba. Hasta temió por su vida o quedar con secuelas, de la tunda que parecía inminente.

Por muy pacífico que Matías siempre había sido y acostumbrado a estar entre catedráticos, estudiantes, intelectuales, personas selectas, que no habrían nunca intentado causarle daño físico alguno, el cambio de país, de medio, el verse obligado a trabajar, en lugares donde se halla todo tipo de gente, significaba un riesgo que cada cubano inmigrante tenía que correr.

En cuestión de minutos, la cosa se había complicado.

Se percataba de que, por vez primera, vivía en carne propia, lo que representa padecer la violencia, la cual hasta ese momento, sólo había visto por televisión o en filmes.

No había ni tiempo para pensar, ni posibilidad de escapar, ni de que aquel sujeto lo dejara en paz; ni de que nadie le defendiera o protegiera e interviniera, como es típico en esta otra nación, al revés de en nuestros países latinos.

Alcanzó a ver un objeto en el suelo, cerca de la pared. Parecía también un palo, pero era una pala. Algún techero la había dejado allí en el parqueo, pues desde hacía algunos días, estaban haciendo reparaciones en el warehouse.

La agarró desesperadamente y, casi sin fuerzas por lo agotado, asustado y temeroso ante tanto peligro imprevisto, intentó usarla para mantener alejado al agresor, moviendo horizontalmente el, en ese instante para él, pesadísimo instrumento.

Pero en cuanto realizó el primer movimiento de la pala hacia la izquierda, el otro, que ya estaba casi encima de él, aprovechó para golpearlo con el palo fuertemente, en el antebrazo derecho.

Matías sintió el dolor y logró mover la pala hacia su diestra, consiguiendo así mantener alejado, por unos segundos, a su pertinaz victimario.

Mas, al volver a menearla hacia la izquierda, el otro aprovechó para repetir el golpe.

Fue entonces cuando Matías, más ágil de pensamiento, que de movimiento, creyó mejor desplazar la pala verticalmente, para impedir con éxito, que su agresor se le encimara, so pena de recibir un golpe.

Sin embargo, una cosa piensa el borracho y otra el bodeguero.

El viejo, alentado por el par de contundentes golpes asestados a su rival, supuso que acercándosele más, descargaría uno de mayor efectividad, en la cabeza y efectivamente, así hizo y lo logró.

No obstante, le costó caro, pues como sucedió tan rápido, con el cambio de horizontal a perpendicular de Matías y su osadía de acercársele lo más posible, lo llevó a que la pala le cayera sobre la testa, ocasionándole de inmediato una muy sangrante herida. La parte metálica y cortante del artefacto, se encargó de ello.

El más sorprendido fue el propio Matías, pues por su mente nunca pasó aporrearlo y menos aún herirlo, ni lo había intentado, al contrario del otro, que no conforme con los hematomas y el rojo líquido, que ya emanaba del antebrazo derecho de Matías, le sacó más sangre con el golpe en la cabeza.

El instrumento, devenido arma defensiva, (si bien trastocada luego, por obra y gracia de nada menos que la autoridad, en presuntamente ofensiva y mortal arma, para perjuicio de la inequívoca víctima, al ser usada como manipulada evidencia en su contra, como se verá), se quebró en dos pedazos y Matías perdió el equilibrio, ya sin fuerzas, cayendo al suelo, cosa que aprovechó su agresor, para seguirlo apaleando e hiriendo en la cabeza.

Repentinamente, llegó un policía negro, quien sólo hablaba inglés y, como en las telenovelas, sin indagar, ni pensarlo dos veces, esposó a Matías, al ver el rostro ensangrentado de su oponente...

(continuará)

Ver

Fragmento 1

Fragmento 2

Nota: Basada en hechos reales. Los fragmentos de esta novela, han sido tomados directamente del manuscrito original. No necesariamente coinciden en orden con él y pueden diferir un poco de la edición impresa. La novela MATIAS es la última de una trilogía. Le anteceden Pinguero y MA CONCEPCION.

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Fundador, Propietario y Presidente de Ojeda Multiservices Corporation (OMC), Rector de la UVI, Master en Educación Avanzada y excatedrático de la Universidad Pedagógica de La Habana "Enrique José Varona". Licenciado en Educación (equivalencia de Bachelor in Sciences of Education in USA). Especialista en Pedagogía, Psicología, Creatividad, Dirección turística, Opinión Pública y Medios de Comunicación.

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